viernes, 10 de febrero de 2012

Microrelato

En un atardecer triste y oscuro meditaba yo débil y abrumado cuando, escuché un ruido de pronto como si estuviesen llamando suavemente a mi puerta. En ese momento... busqué algo para defenderme y vi una cuchara que se estaba hirviendo en la cacerola. Me acerqué sigilosamente a la puerta y por la mirilla vi al mismo chico de ayer, que no saltaba sino que estaba haciendo muecas a mi puerta yo abrí la puerta y el chico empezó a hablar conmigo.
La verdad es que aunque estuviese un poco loco el chico tenía mucha amabilidad.

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