La Molondrona
-¡Buenos días!
- ¡Buenos días! –
respondieron los niños levantándose de sus asientos -.
- Hoy tenemos un nuevo
alumno, a él le llaman Andrés, y ocupará el puesto vacante que está al
lado de Luisito. Espero que lo traten bien, se
hagan buenosamigos, además de ayudarse mutuamente.
La maestra
tomó la tiza del escritorio y dijo:
- La clase de hoy es de
Historia Patria, tomen lápices y cuadernos para que copien lo que voy a
escribir en el pizarrón: Los símbolos de nuestra patria son: El escudo,
la bandera y el himno nacional.
Luisito
era un niño extrovertido, curioso, impulsivo, con una imaginación súper
fértil.
Andrés tenía el
mismo carácter de Luisito, pero siendo más reposado, podía controlar sus
impulsos.
- Luisito - dijo Andrés –
cuando salgamos a recreo te voya enseñar el regalo que me trajo mi papá,
para que juguemos.
- ¿Y qué es el regalo? ¿Un trompo?,¿Un carrito?,
¿Un yoyo o un gurrufío? –preguntó Luisito-.
- No es nada de eso –dijo
Andrés-.
- Entonces, ¿Qué es? –insistió Luisito-.
Enséñamelo, quiero verlo ya.
- No puedo, nos regañará la
maestra–argumentó Andrés-.
Los niños
hablaban tan quedo, tan bajito, que apenas se oía como un susurro.
- ¡Ya dejen de cuchichear y
presten atención a la clase, o no saldrán a recreo! –dijo la maestra-.
Andrés
y Luisito hicieron silencio y guardaron compostura. La
clase continuó por un lago rato, hasta que: Riiiiiiiiiiiing, se oyó sonar el timbre de salida
a recreo.
Luisito salía
siempre corriendo para apoderarse del banco de cemento que estaba cerca
de la pared, dicha pared había sido pintada de blanco y rematada con
tejitas rojas. Todos los niños de la escuela la
usaron como mural, haciendo dibujos, grafitos, poniendo sus nombres y
todo cuanto se les ocurrió. Entre el banco y la
pared había un hermoso árbol Araguaney en plena florescencia, los
pétalos de sus flores parecían hechos de finas laminillas de puro oro,
pues cuando daba de lleno en ellas el sol, su color, amarillo pollito,
refulgía como una fogata encendida.
Luisito
corría detrás de Andrés repitiendo siempre lo mismo.
-¡Quiero ver el regalo!
¡Quiero ver el regalo!
Los nuevos amigos
llegaron primeros al banco, se sentaron a horcajadas y pusieron entre
ellos sus respectivas loncheras. Luisito
continuaba con su estribillo.
-¡Quiero ver el regalo!
¡Quiero verel regalo ya! ¡Enséñamelo!
- Espera un poco –contestó
Andrés-espera que te avise.
Extrajo
del bolsillo de su guarda-polvos una bolsa de papel marrón y de ésta un
saquito de tela blanca, cuya boca estaba cerrada por un pedazo de
cordel. Desató el cordel, metió la mano y sacó su
puño cerrado.
-¡Quiero ver el regalo! ¡Quiero verel regalo!
–repetía Luisito ansioso y ya desesperado-.
- Espera que te avise
–contestó Andrés sonriendo con malicia-. Cierra bien los ojos y abre la
manoderecha. Cuando te diga ¡Ya!, los abres.
Luisito
hizo lo que Andrés le pedía, cerró fuertemente los ojos y abrió su mano
derecha con ansiedad.
- ¡A la una, a las dos, a las dos y media y a las
tres! ¡Ya! ¡Ábrelos! –exclamó Andrés y le dejó caer en la palma de la
mano el regalo que le había dado su papá.
Luisito
abrió los ojos diciendo con sorpresa y asombro:
- ¡Una molondrona! ¡Que
bella es!–la tomó entre el dedo índice y el pulgar de la mano izquierda y
se fue al centro del patio para verla frente al sol. La
contemplaba fascinado, hipnotizado y repetía:
- ¡Que bella es! ¡Que bella
es!
Embelesado permaneció Luisito por algunos
minutos. Y no era para menos, aquella metra tenía un color azul cielo,
un cielo muy claro, tan nítido como esos en los que no circula ni una
madejita de nube.
Como ya
sabemos las metras son de vidrio y era lógico que brillase al sol, pero
Luisito veía mucho más que el brillo del vidrio, pues su imaginación se
desbocó como un caballo asustado que corre a galope tendido, sin freno. Luisito creía ver salir de la espiral de la
molondrona culebritas de colores; gusanitos, con bombines y bastones
bailando salsa; cerbatanas con lentes ahumados para el sol; cocuyos con
muchos faroles encendidos en sus patas; libélulas o caballitos del
diablo gigantes, que como aviones hacían acrobacias, que subían alto,
alto para luego caer en picada dando vueltas sobre si mismas, y después
llegar muy bajo formando el tirabuzón.
De repente
echó a correr como si de pronto se le hubiese presentado una emergencia. Llegó hasta el banco donde Andrés estaba muy
tranquilo viendo las metras.
- ¿Tú sabes cómo fabrican
las metras? –preguntó-.
Andresito saltó
del banco, y caminando de un lado para otro, como el profesor cuando
explica una clase un tanto complicada, con orgullo y con el pecho
levantado como un gallo cuando va a cantar, lanzó estas palabras.
- Claro que lo sé, mi papá
me lo contó el otro día, él me dijo que cuando llovía de un lado y del otro pegaba el sol sale elarco-iris y, que
cuando escampa el viento sacude con fuerza muchas de las gotitas de
agua, que salen saltando hasta caer sobre el arco-iris, y ellas, al
rodar sobre sus franjas, ruedan y ruedan y se convierten en metras de
colores porque se llenan de sus pinturas.
Luisito
no quedó conforme con esta explicación y le dijo a Andrés:
- Yo quiero saber cómo
hicieron la molondrona, cómo le pusieron ese rollito de colores en el
centro y…, como pudieron pintarla de azul cielo
de adentro para afuera.
- Eso fue muy fácil-contestó Andrés- me dijo mi
papá que el viento volvió a sacudir y una gotita
de agua muy chiquitita que estaba por ahí fue a caer en el lomo del
arco-iris, resbaló hasta llegar a la última franja, trepó, de nuevo
volvió a resbalar, una y otra vez en forma de
zigzag se enrrolló en si misma, se torció y quedó hecho el espiral... Así dijo mi papá.
- ¿Y como la pintaron de
adentro hacia fuera? –insistió Luisito-.
- Muy fácil –dijo Andrés- el
rollito cayó en la franja azul y rodando,
rodando se fue envolviendo con ese color, y fue creciendo y engordando,
hasta que al llegar al final del arco-iris cayó en la olla del tesoro
que está al final del arco-iris.
Luisito
muy entusiasmado por esa noticia le dijo a Andrés:
- Entonces, yo tengo un
tesoro, tu sabes, mi mamá me dijo ayer:”toma esta ollita para que
guardes tu tesoro. A mí no me sirve en la cocina,
porque se mecayó y se le hundió la frente”.
-¡Que casualidad!–saltó
Andrés- mi papá me dijo casi lo mismo que a ti. La
otra vez me dijo: “Toma la poncherita que usaba para mojar la brocha
con agua de jabón para afeitarme, No me sirve, ya que al caerse le
salieron dos ojos, que se les abrieron dos huequitos y por ellos bota el
agua.
Mientraslos niños hablaban de sus cosas,
jugaban a las adivinanzas con las metras. Andrés
con la mano cerrada preguntó:
-¿De qué color es la metra
que tengo aquí?
-Déjame ver…-dijo Luisito, y luego-¡Es marrón!
Contestó.
-¡Perdiste otra vez! Es verde, me toca volver a
jugar. Respondió Andrés burlón.
Siguieron
sacando canicas y adivinando, de pronto Luisito dijo:
- Ésta no cayó en el
arco-iris.
- No –contestó Andrés- esa cayó en el Zulia, en un
pozo petrolero, por eso es tan negrita.
- Y que bella es –aseveró
Luisito-parece una parapara.
- Sí hombre es
igualita-confirmóAndrés-.
Siguieroncon sus
adivinanzas. Luisito sacó otra metra diciendo:
- Ésta tampoco cayó en el
lomo delarco-iris.
-Tampoco, -dijo Andrés- esa fue a dar al llano y
terminó en el fondo del tobo de un ordeñador.
- ¡Ah! Por eso
es que tiene el color de la leche, si-dijo Luisito-.
Los
niños siguieron jugando, cuando quedó la última metra en la bolsa le
tocaba a Luisito y con voz de quien todo lo sabe
- Ya sé donde cayó esta.
- ¿Dónde? –preguntó Andrés-.
- En la jarra de café con
leche que mi mamá puso en la mesa para el desayuno –contestó Luisito-.
- Ah! Por eso es color café
con leche.
Al paso que los
niños iban adivinando el color de las canicas, las dejaban caer en el
saquito de tela blanca. De repente dijo Luisito:
-Yo quiero comerme ya la
merienda
-Espera-contestó Andrés- tengo que torcerle el
pescuezo a la bolsa para meterla dentro del saco.
Luisito
se echó a reír a carcajadas, diciendo:
- Ni que las bolsas fueran
gallinas para tener pescuezo.
- Es que acaso ¿las ollas
tienen frente? –dijo Andrés-.
- Ni las poncheras tienen
ojos por donde llorar lágrimas de jabón -sentenció Luisito-.
Cuaj,cuaj,
cuaj, cuaj. Rieron juntos los amiguitos. Riiiiiiiiiiiing,
sonó el timbre para el
fin de recreo. Luisito dijo:
- Corramos, rápido.
- Espera – le dijo Andrés-
recoge tu lonchera.
Ambos estaban
comiendo sus meriendas y corriendo, comiendo y hablando.
Andrés dijo:
- Que lástima, no pudimos jugar a las canicas.
- A mí no me importa, yo
quería saber cómo fabrican las metras, además jugamos a las adivinanzas
con ellas–respondió Luisito-.
- Sí, pero yo quería jugar
rayo–dijo Andrés-.
Corrieron hasta
llegar a la puerta del salón y se sentaron muy circunspectos.
- Continuemos con la clase
–dijo la maestra- habíamos quedado en que los símbolos patrios son: la
bandera, el escudo y el himno nacional.
Lamaestra
siguió la clase por un largo rato hasta que… Riiiiiiiiiiiing, sonó el timbre anunciando el fin de la clase.
- Recoge rápido las cosas y
corramos, -dijo Andrés a Luisito-.
¿Para
qué, o por qué corrían los muchachos? Porque hicieron una apuesta:quien entre primero a su
casa se lleva la molondrona. Como vivían en la
misma cuadra y corrieron a igual velocidad, entraron a sus casas al
mismo tiempo.
Y colorín
colorado estos cuentos no han terminado, pues, mientas exista una
maestra o un maestro, una escuela con un patio donde los niños puedan
jugar y echar a volar la imaginación, los cuentos no tendrán fin.
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